PÉRDIDA DE PESO
El tema de la pérdida de peso es frecuentemente tomado a la ligera y muchas personas e incluso empresas se han dedicado a dar orientaciones y planes con este fin sin tener el conocimiento de todo lo que esto implica. La simple pérdida de peso como tal ya implica muchos cambios metabólicos complejos, los cuales representan un reto para el Nutricionista; un reto que se debe enfrentar para que el proceso sea exitoso y sin ningún efecto adverso. Por esto mismo, este proceso no puede ser orientado por cualquier persona.
EFECTOS ADVERSOS
La literatura enfatiza en que el seguir estas dietas puede resultar en trastornos somáticos, principalmente relacionados con los huesos y músculos, así como trastornos psicológicos y cambios profundos en el metabolismo energético y la regulación fisiológica de la conducta alimentaria. Dichas modificaciones, a menudo, causan un círculo vicioso de pérdida/ ganancia de peso, en el que la ganancia de peso puede ser incluso mayor que el peso con el que se inició el manejo. En este contexto, todo un estilo de vida saludable debe considerarse como un criterio esencial para la estabilización del peso.
Dentro de los principales efectos adversos que se pueden presentar están los siguientes:
Te puede interesar: Eder Acosta, nutricionista deportivo.
SOBRE LA MASA ÓSEA
Las dietas para perder peso son perjudiciales para la integridad de la masa debido a que causan una disminución en la masa mineral ósea, con un promedio de reducción del 1-2% en la densidad mineral ósea cuando la pérdida del peso es del 10% y esto representa un mayor riesgo en mujeres con menopausia o cerca de ella y en individuos no obesos. Este efecto puede ser más pronunciado en casos de pérdida de peso significativa (> 14%) en un período corto (3 meses o menes).
Además, un bajo peso o cualquier pérdida de peso, incluso solo un pequeño grado, puede exacerbar la osteopenia menopáusica o relacionada con la edad (1% de cambio en la masa ósea para 5-6 kg de pérdida de peso).
En general, la intensidad de las complicaciones relacionadas con los huesos depende de la población afectada, por ejemplo: edad, género, peso inicial, la velocidad y cantidad de peso perdido.
EN CUANTO AL METABOLISMO ENERGÉTICO
La pérdida de peso conduce a un aumento en la liberación de toxinas que causan la interrupción de los sistemas endocrino, reproductivo, inmune y alteraciones metabólica, que puede contribuir a la recuperación de peso, trastornos del desarrollo y cánceres. La disminución de la leptina, junto con muchas otras señales nutricionales, neurales y endocrinas, envía una señal de «déficit de energía» al cerebro, lo que produce una sensación de aumento del hambre. La ingesta calórica total (y no la ingesta variable de macronutrientes) es un factor importante en los efectos de una dieta sobre el peso. Adaptar la dieta a los gustos y hábitos del paciente es importante para garantizar su largo plazo.
PERDIDA DE MASA MUSCULAR
Independientemente del individuo o la dieta considerada, se ha establecido claramente que todas las dietas para perder peso, independientemente de la ingesta de proteínas, producen una pérdida de masa corporal magra aproximadamente del 15%. La pérdida de masa muscular juega un papel importante en la reducción del gasto de energía, principalmente la tasa metabólica basal observada después de la restricción de energía, lo que subraya la importancia de mantener la masa muscular durante la restricción energética.
SISTEMA CARDIOVASCULAR
Las dietas muy bajas en calorías pueden provocar accidentes con muerte súbita por arritmia cardíaca.
A pesar de la pérdida de peso, Las dietas muy bajas en grasa, generalmente altas en carbohidratos, son inadecuadas porque causan un perfil lipídico aterogénico, particularmente en casos de síndrome metabólico. La fluctuación del peso puede ser un factor de riesgo cardiovascular y metabólico.
SOBRE EL HÍGADO, RIÑÓN Y TRACTO GASTROINTESTINAL
Los datos sugieren que las dietas con un consumo muy bajo de calorías causan inflamaciones moderadas y fibrosis en el hígado y la vena porta, así como cálculos biliares. Las dietas altas en proteínas y bajas en calorías conducen a ingestas que superan el umbral de ingesta adecuado (2,2 g / kg / d). En consecuencia, se necesita una evaluación renal en pacientes con riesgo de enfermedad renal antes de comenzar cualquier dieta.
Ciertas dietas para perder peso, especialmente las dietas bajas en carbohidratos, a menudo se asocian con trastornos digestivos, generalmente transitorios. Incluyen principalmente el estreñimiento, relacionado en particular con un menor consumo de fibra.
ASPECTOS PSICOLÓGICOS
Las dietas prospectivas a menudo no son conscientes de las consecuencias psicológicas y de comportamiento negativas de la dieta. La depresión y la pérdida de la autoestima son consecuencias psicológicas comunes de los fracasos repetidos en la dieta. Con respecto a la conducta, la restricción cognitiva y la consiguiente interrupción de la conducta alimentaria a menudo exacerban el problema del peso.
RECOMENDACIONES Y CONCLUSIONES
Buscar perder peso sin una indicación profesional formal conlleva riesgos, especialmente cuando se trata de una alimentación desequilibrada con una variedad limitada. Emprender un programa de pérdida de peso, por lo tanto, requiere supervisión nutricional especializada. Esta supervisión debe adaptarse al estado del peso del paciente incluso si la persona no presenta sobrepeso El manejo de la obesidad, el sobrepeso o el aumento de peso significativo requieren un diagnóstico preciso de las causas, un análisis del contexto y una estimación de las consecuencias:
La indicación de si perder peso o no debe cuestionarse y los objetivos y los medios a implementar deben definirse. Estos no se limitan simplemente a la gestión de la dieta; deben apuntar a una reducción apropiada y cautelosa del peso, planeada a tiempo para abordar los factores causales y luego estabilizada por los medios adecuados, cuidando de mantener la salud física y psicológica a medio y largo plazo. Los cambios en los hábitos alimentarios deben combinarse con la introducción, el mantenimiento o incluso el aumento de la actividad física regular, La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial y su manejo requiere un enfoque interdisciplinario (endocrinólogo, nutricionista, psicólogo, etc)
BIBLIOGRAFIA
Shick SM, Wing RR, Klem ML, McGuire MT, Hill JO, Seagle H (1998) Persons successful at long‐term
weight loss and maintenance continue to consume a low‐energy, low‐fat diet. J Am Diet Assoc
98(4), 408‐13.
Sigler MH (1975) The mechanism of the natriuresis of fasting. J Clin Invest 55(2), 377‐87.
Siguel E, MacBeath BR, Lerman RH (1996) Very low‐fat diets for coronary heart‐disease: perhaps,
but which one? JAMA 275(18), 1402‐3.
Eder Acosta, Nutricionista Deportivo. Bogota, Ccolombia